¡ Pucha que lo pasé bien en París ! Es la frase que mejor resume la invitación que recibí de mi amigo Sebastien a pasar unos días como local y no como turista.
De partida, estuvimos alojados en la casa de un amigo suyo y de su novia, a unos 30 kilómetros al sur de la capital gala. No fue problema porque andábamos en auto pero debo advertir que Paris tiene un tráfico fatal y eso que era feriado largo.
Como hicimos vida familiar y compartimos mucho en la casa, llegué tarde o casi de noche, a todas las atracciones. Coincidió además con el cambio al horario de invierno , así que tipo seis ya comenzaba a anochecer. El resultado fue conocer París by night como me gusta llamarlo.
Junto a Sebastien, Patrick y Angelique caminamos a lo largo del río Sena al atardecer mientras “la ciudad de la luz “ se iluminaba a nuestro paso. Me faltan palabras para describir la emoción que sentí. No quiero perder nunca la capacidad de sorprenderme, menos ante tanta belleza. He visto muchas ciudades en este viaje pero quiero que mi ojos nunca se cansen de admirar …
La idea era tomar el bateaux moches, los barcos que navegan por el Sena con cientos de turistas , pero la noche estaba tan especial que decidimos seguir caminando. Mis tres acompañantes nacieron en París y de seguro han hecho este recorrido muchas veces. Aún asi, advertí en sus miradas la admiración y orgullo de vivir en una de las capitales más bellas del mundo.
No saben lo que se siente caminar de noche por los principales puentes del Sena, llegar a la catedral de Notra Dame , al Museo del Louvre con su pirámide de cristal y rematar en la Torre Eiffel , totalmente iluminada. La verdad es que me encantó experimentar París de noche. Aunque ya había estado varios años atrás. Nunca es igual!!!
Bien dice el dicho “es mejor tener amigos que plata”. Gracias a Florent, otro amigo francés que conocí junto a Sebastien en España, tuve el privilegio de conocer el Palacio de Luxemburgo, la sede del Senado francés, que está declarado monumento histórico. Lejos lo más impresionante es el Hemiciclo donde sesionan los 348 senadores y el majestuoso Salón de Audiencias donde está el trono que usaba Napoleón.
Estos cuatro días en París fueron un regalo para mi alma. Además de pasarlo bien y conocer, me permitió descansar un poco del “trabajo” de ser viajera . Aunque no lo crean, esto de viajar sin rumbo fijo es bien cansador. Hay que estar siempre pensando cuál será el próximo destino y dónde voy a dormir. Y eso es precisamente lo que tengo que hacer hoy!
Mas vale amigos que plata… feliz viaje!!
Gracias Mónica!!!!
Gracias Anita por toda la información que nos envías sobre tu viaje , así los que no hemos viajado podemos conocer con lo que tu publicas, gracias nuevamente y fuerza para seguir.
Qué bueno que te sirva al menos de inspiración porque lo que yo público no es una guía sino sólo mis vicencias.. lo que los lugares me producen y la gente que conozco! Gracias a ti Juan Carlos por seguirme!
Tus palabras me recuerdan mi paso por París, bella ciudad el problema para los turistas que no tenemos amigos en esa ciudad es que París está lleno de Franceses.