Tal como ocurre en la vida diaria, en los viajes también hay imprevistos que no están en la agenda. Eso fue exactamente lo que me pasó cuando volví a la capital belga para tomar mi avión de regreso a Alemania. Programé un par de días para conocer esta ciudad pero un repentino malestar me jugó en contra.
Con un dolor que requería asistencia médica , más que nada por la prescripción de antibióticos, logré tomar un tren para regresar de Gante a Bruselas y luego hacer las combinaciones necesarias de metro hasta llegar al hostal que reservé. Lo primero que hice fue pedir un mapa en la recepción y una breve explicación de cómo llegar al hospital de la Universidad Saint Pierre, que me indicó el seguro.
Seguí las instrucciones y me subí al tranvía 51 sin comprar el pasaje . La verdad es que no tenía la menor idea de dónde comprarlo. Y nadie supo decirme así que aunque me de vergüenza debo admitir que evadí el transporte público belga. Una vez arriba le pregunto en inglés a una joven cuánto queda para llegar al hospital y entre gestos y palabras en francés me señala que ¡¡¡ voy en sentido contrario¡¡¡ uffff
No estaba resultando fácil esta aventura. Ahora el problema era bajarme en el paradero indicado. Cuando uno se siente mal, pareciera que no piensa bien. Pero ésto era algo que no me podía permitir. Hoy, estoy segura que la necesidad te obliga a “despertar” y ponerte inteligente para tomar las decisiones correctas. Así que no sé cómo pero preguntando y pidiendo ayuda logré bajarme en el paradero correcto. También que una joven musulmana me abriera con su ticket las puertas de salida de la estación a la que llegamos , ya que no sé por qué el tranvía llegó a una estación de metro.
La gente en Bruselas resultó de lo más amable. Todo el mundo que pudo ayudó a esta latina en apuros. La misma joven musulmana con su cabeza cubierta por el hiyab se apiadó de mi y me encaminó al hospital. A esa hora ya hacía frío y empezaba a caer la noche en una ciudad de la que no conocía absolutamente nada.
Primer inconveniente en el hospital: no reconocen el seguro médico y tengo que pagar. Espero que me atiendan en la sala común de la urgencia y no me gusta NADA lo que veo. Un hombre esposado es acompañado por la policía a hacerse exámenes médicos. Luego pasa una mujer musulmana a punto de parir. La pobre camina apenas, viene acompañada del que supongo es el marido, detrás la que supongo es la madre con un pequeño bolso y más atrás el resto de la familia. Los observó detenidamente pensando que en comparación a los dolores del parto lo mío no es nada, cuando escucho Madame Córdova.
Un hombre que no sé si es enfermero me recibe y me pregunta qué tengo, cuando le explico lo que me duele me dice que como soy turista no puedo atenderme en la urgencia , que en Bélgica es necesario ser derivada por un médico de familia para poder estar ahí. Al menos es lo que le entiendo. No sé que cara le puse, la cosa es que me dice que no me preocupe , que me va a ayudar. Y así lo hace.
Después de una espera que no me pareció tan eterna, me atiende una doctora mayor que me generó confianza de inmediato. Incluso trató de hablarme en español. Es increíble como opera la parte sicológica en estos casos. Me pareció tan cálida y tan profesional esta doctora, cuyo nombre nunca supe, que simplemente me entregué. Sólo escuchar sus palabras tranquilizadoras hizo que me sintiera un poco mejor…
Afuera estaba ya de noche pero ya no me importaba, tenía la receta en mis manos y volver al hostel no me parecía tan difícil. El problema era ahora encontrar una farmacia abierta. Eso sí que sería algo imposible de conseguir, al menos esa noche.
Anita, espero que ya te sientas mejor, cariños.
Nancy Valenzuela Toro
El 26 de octubre de 2016, 09:36, Viajo sola y me encanta! escribió:
> AnitaCordova posted: “Tal como ocurre en la vida diaria, en los viajes > también hay imprevistos que no están en la agenda. Eso fue exactamente lo > que me pasó cuando volví a la capital belga para tomar mi avión de regreso > a Alemania. Programé un par de días para conocer esta ” >
Muchas gracias Nancy, sí ya estoy mejor , solo quise contar que a veces en los viajes no todo es perfecto, uno se enferma o le pasan cosas. Lo importante es poder resolverlas! Muchas gracias por seguirme!!!
Anita, espero te encuentres mejor.. buen susto.. cuidate mucho.. estoy atenta a tu blog y facebook.. mucho cariño y todas las buenas vibras para ti.. Sole Alcaíno
Gracias Sole,, si ya paso el malestar.. Asi son los viajes ..uno también se enferma!
Que miedo que te pase eso justo cuando andas de viaje y en un país donde las reglas e idioma son distintos, gracias a Dios estás bien
Muchas gracias Evelyn, quise contar esto porque hay que saber sobreponerse para no echar a perder el viaje! es parte de la aventura nomás!
Anita espero te encuentres bien ,para que puedad continuar con ese maravilloso viaje.
Si Irene muchas gracias por la preocupación , hoy es una anécdota más del viaje!
Pucha Anita eso tambien parte de los viajes lo bueno que ya estas bien.
gracias Jota, asi no más es … un besote
Por suerte ya pasó el malestar y fue solo un inconveniente. Espero no te vuelva a ocurrir algo parecido. Mucha energía y luz en tu aventura. Cariños
Gracias Patricia, eres un sol!