Mi pasión por contar historias me tiene pegada en este país tratando de entender cómo Rafael Garay logró armar una red de protección tal que hasta los suegros le podrían estar prestando ropa.
Después de una agotadora búsqueda y de dar una y otra vez con el paradero equivocado, logro llegar a la casa paterna, ubicada en el poblado rural de Bilbor . Es una vivienda blanca de dos pisos y que tiene aspecto de estar siendo ampliada. Me acerco pero no veo a nadie. Dos vecinos en la casa contigua están el patio y les pregunto si ahí viven los padres de Marya . Uno me dice que sí y el otro lo niega. Me queda claro que estoy en el lugar que buscaba. En eso estamos cuando un hombre de unos 70 años sale del interior de la casa y se acerca a la reja. Me dirijo hacia él y le pregunto en inglés si es el padre de Marya. Parece entenderme y me dice que es “ el tata de Marya”, así se le dice a los padres en Rumania. El taxista con el que viajó ayuda en la traducción.

Gheorghe Runcan tiene 72 años, ojos azules, pelo canoso y una cara bonachona. Le pregunto si conoce a Rafael Garay y si su hija lo ha llevado a la casa, pero él dice que no. Este hombre asegura no saber nada de ella desde hace dos meses. Conversamos unos minutos más fuera de su casa y él responde sin problemas todo lo que quiero saber. Me dice que no conoce al chileno y que la policía tampoco ha estado en su casa. Aprovecho el momento y le pregunto si su esposa está en la casa y si podemos entrar. Para mi sorpresa me dice que si. Así que voy tras él.
La primera imagen que veo es a la madre sentada en la mesa junto a otra mujer . María Dorica Runcan nos mira con sorpresa. La saludo y me presento. Tiene 57 años y dice estar mal de salud, en ningún momento se para . Voy al grano y le pregunto por Marya y su novio . Les muestro las fotos que circulan de ambos. La respuesta vuelve a ser no. No conoce a Garay. Incluso me pregunta qué edad tiene él.
Ambos aseguran que la última vez que la vieron fue hace dos meses cuando vino a llevarse todas sus cosas, y que ni siquiera les dejó una foto. Marya , dicen , estuvo durante tres o cuatro días con ellos , casi no quiso comer y se alojó en casa de la abuela. Al despedirse , les dijo que visitaría a una amiga en la localidad de Brasov . Desde entonces no han vuelto a saber de ella, pues no contesta el teléfono. La madre se emociona durante nuestra conversación, incluso en un momento llora y le pida a su hija que vuelva.

Quiero ser sincera en este punto. Fue una cosa muy de guata pero su rostro compungido de dolor no logró conmoverme. Horas después me quedaría claro por qué. El programa periodístico Contacto mostró a esta misma mujer diciendo que su hija y Garay habían dormido ahí.
Desde que vi tu entrevista en LUN que decidí seguirte. Ver las aventuras, cada fotografía, etc. me cautivó; pero sinceramente saber de Garay o de cualquier sinverguenza, no me interesa, para eso prefiero ver las noticias eso decido no verlo. Tu calidad como periodista es indiscutible, pero quiero ver en ti el relajo, la vida que quisiera vivir, etc. eso es lo que quiero leer.
Esa es mi humilde opinión.
Saludos,
Claro Clau, primero que todo te agradezco que me sigas, y por supuesto tienes todo el derecho de elegir qué lees. Yo me lo planteé antes de venir y bueno primó mi espíritu periodístico. Pero no te preocupes que ya retomo mi viaje! un abrazo