Train Market – Viajo Sola y me Encanta
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Train Market

A los pocos días de llegar a Bangkok me vi por primera vez  “expulsada” de mi zona de comodidad. Caminando por  Khao San Road, la zona de los mochileros, conocí a Mr Ping, un joven estudiante de turismo tailandés, que  me ofreció sus servicios como guía local para conocer el famoso train market  y el mercado flotante de Ampawa, a unos 80 kilómetros de la ciudad.  Sus padres tenían un puesto de comestibles en ese mercado ubicado en la vía férrea, justo donde pasa el tren.
Confieso que no le pregunté muchos detalles, ni siquiera cómo nos iríamos . La posibilidad de sumergirme en la cultura local y tener una experiencia auténtica me entusiasmó de inmediato. Quedamos de juntarnos al día siguiente en el muelle 13, a una hora en bote desde el hotel donde me hospedaba. El recorrido partió  a pie. Nos subimos a una micro vieja y sin aire acondicionado. La verdad es que con los 38 grados celsuis que hacían duré bien poco arriba de la micro. Nunca en vida había transpirado  tanto, estaba literalmente  bañada en sudor y me faltaba el aire. Me sentí absolutamente fuera de mi zona de confort. Era más de lo que podía soportar y le dije que me bajaba.
¡Pobre Mr Ping! se deshacía en explicaciones . Finalmente encontramos un taxi y este nos llevó hasta un paradero desde donde partían los pequeños mini buses  hasta Ampawa. Recién ahí caí en la cuenta que mi tour era una vivencia  100% local.  El vehículo tenía una capacidad para unas 10 personas y había que esperar a que se llenara  para comenzar el viaje. Afortunadamente, el nuestro estaba casi  lleno, solo había dos asientos vacíos en la corrida final. Dudé un poco antes de subir, se veía como una  lata de sardinas, iban todos bien apretados, pero el aire acondicionado me calmó. Afuera el calor era insoportable. Al fin íbamos en camino y el viaje hasta Ampawa duraba una hora.
Poco duró mi tranquilidad. Cuando pensé que todo iba bien, surgió otro inconveniente. Ahora íbamos contra el tiempo. Corríamos el riesgo de perdernos el paso del tren que cruzaba el mercado a una hora determinada. Durante el trayecto,  mi joven guía llamada a su familia una y otra vez  para chequear que el  tren no hubiera pasado.
Apenas llegamos nos bajamos corriendo. Yo seguía a Mr Ping  tratando de prender la cámara para alcanzar a grabar. Todo fue tan rápido. Me presentó a su  mamá  y a una tía pero  cuando empezaba a conversar con ellas escucho la sirena del tren. Lo que vi a continuación fue  realmente impresionante En cuestión de segundos, los vendedores levantaron los toldos instalados en plena vía férrea para  permitir el paso del tren que cruzó  a escasos centímetros de nosotros. Luego, con la misma rapidez, volvieron a rearmar sus locales y continuaron las ventas como si nada. El tren pasa varias veces al día y verlo tan de cerca es una experiencia emocionante.
Esa tarde también visitamos la casa de otra de sus tías, que  al vernos  agarró un machete y se puso a partir cocos para nosotros. Nos tomamos su jugo sentados en el suelo. El papá de Mr Ping nos llevó luego  en su auto al colorido mercado  flotante  de Ampawa  y  navegamos por el  río visitando  los templos budistas ubicados en la ribera.
Fue un hermoso paseo hasta que empezó a anochecer y  mi guía se dio cuenta que no había calculado el regreso . Nuevamente tendríamos que usar el transporte público para volver a Bangkok  en una espera que fue  interminable
Esa noche volví  muy tarde a mi hotel, totalmente reventada. Recién al día siguiente tuve mi recompensa. Ya más decansada me puse a revisar las  fotos y videos que había tomado y pude apreciar la tremenda experiencia que había vivido. Era todo lo que había pedido. La aventura en el Sudeste Asiático recién comenzaba.

5 Comentarios

  1. Elfa Guggisberg B.

    Anita, a pesar que ya habia leido la historia del tren, nuevamente me impresiona tu relato, es como estar ahi.
    Un abrazo.

  2. Rodrigo Montalba

    Hola Anita
    Que gusto de saludarte, esperar te encuentres muy bien y tu hija igual…me imagino que madre hace rato..

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